Por Luis Moreno
Eyes on Venezuela ha sido la historia y el #hashtag más frecuente en las redes sociales en los últimos días, principalmente en las cuentas de los “politizados” y en las de los que, de un día para otro, se asumen pregoneros de la justicia y de la libertad (esta última entendida en sus términos, o sea, en los términos más hollywoodescos y superfluos), también, en las de los que en su mayoría, han pasado por alto el genocidio en Palestina y la dura situación económica y violatoria de Derechos Humanos en Argentina.
Empecemos por analizar la facilidad con la que se cae en la desinformación y con la que muchas personas, en un ánimo de opinar, se ven obligadas a navegar con la corriente, quizás, por pertenecer o ser parte de un trend. Esto es válido y debe de ocuparnos, llevándonos a la acción del debate en la arena pública digital: con argumentos, creatividad, sentido común y eficiencia (sin perder el tiempo con los prejuiciosos que emiten opiniones con evidentes tintes clasistas).
Ante todo, lo que vivimos hoy es tan natural en la dinámica internacional actual que para muchos era de esperarse: la emergencia de los fascismos en el mundo (propagadores de discursos de odio y plagados de propuestas anacrónicas y anti-derechos), se vincula estrechamente con una cargada internacional contra las naciones, que pese a sus deficiencias gubernamentales (muchas de ellas ocasionadas por medidas imperialistas) defienden su soberanía.
En estas tesituras, que cada vez serán más recurrentes, los indiferentes son los más propensos a caer en las garras de las fake news y en las mega campañas orquestadas por los grandes capitales que defienden intereses económicos muy adversos a los de los países con gobiernos populares. Por otro lado, los denominados puros, aquellos que deciden vivir la vida sin tomar postura, desde la comodidad que eso implica, también son candidatos idóneos para apoyar estas embestidas.
No sería justo excluir a los izquierdistas buena ondita, defensores de políticas cool (usar yeti, evitar el popote, meditar en la playa y digitalizar todo servicio público), pero omisos al ahondar en los privilegios, la otredad, las condiciones materiales y la consciencia de clase, que sin darse cuenta le hacen el caldo gordo a la derecha, avalando acciones que atentan contra la autodeterminación de los pueblos.
De todo hay en la viña del señor y en democracia, en la pluralidad se debe respetar y vivir con todo esto, empero, yo soy de los que piensa que con el fascismo no hay que tener respeto, por el contrario, hay que combatirlo con inteligencia y por todos los medios. Hoy Gramsci está más vigente que nunca: odio a los indiferentes. Creo que vivir significa tomar partido.
Finalmente, este texto no pretende excluir ninguna opinión ni mucho menos rebajarla, por el contrario, pretende exhortar al lector a profundizar y adentrarse en las historias de los pueblos, la influencia de los medios de comunicación, la importancia geopolítica y la lucha hegemónica constante y permanente en las sociedades del m