Por Carol García
Me molesta escuchar aun actualmente a personas demeritar a jóvenes apuntándolos como “ninis” -se asemeja a la sensación de escuchar la frase “el pobre es pobre porque quiere”-, porque las y los jóvenes recién egresados no deciden estar desempleados, ni quienes tuvieron que dejar trunca su carrera profesional lo hicieron por flojos.
Las y los mexicanos no eligen tener menos oportunidades de educación según su contexto socioeconómico.
Pero, sobre todo, es el clasismo el que sale a flote y se propaga al llamarlos así, les molesta que se les den oportunidades a quienes era normal que estuvieran abandonados. Lo normal debe ser que las y los jóvenes tengan acceso a educación gratuita y a oportunidades laborales.
Ahora, en el gobierno de la Cuarta Transformación se ha implementado el programa Jóvenes Construyendo el Futuro, el cual ofrece a los jóvenes que no tienen trabajo y tampoco estudian, la oportunidad de capacitarse en una empresa, tener un seguro médico y un apoyo económico mensual de 6 mil 310 pesos. También se benefician las empresas, los centros de trabajo y las organizaciones sociales al obtener ayuda con aprendices y poder impulsar su negocio.
Con este programa, se devuelve lo que se les ha quitado por tanto tiempo a los jóvenes, es un acto de humanismo y justicia social. Este es un impulso que puede lograr el despegue de quienes son el presente y futuro de este país.