Una crítica al documento del episcopado mexicano

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Por Héctor Apolinar

El 31 de octubre pasado, el  Consejo de la Presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM),emitió un “Mensaje al pueblo de México sobre la iniciativa de una reforma constitucional en materia electoral”, que presentó el presidente Andrés Manuel López Obrador, al Congreso de la Unión para su análisis, discusión y votación.

Me voy a permitir hacer algunas reflexiones y críticas personales al documento del Episcopado sobre la base de que se involucran directamente en un tema político-electoral que, como vemos, no es de carácter religioso.

Al hacerlo, los integrantes del consejo se despojan de su investidura sacerdotal ya que por regla como obispos católicos no pueden hacer juicios sobre una materia política civil e involucrarse directamente en un tema que se debate en la espera política de México.

Es evidente que los integrantes del consejo del episcopado, como ciudadanos, pueden opinar sobre esa materia electoral pero, para hacerlo, deben despojarse de su investidura religiosa, de lo contrario, sería como si los partidos políticos o el gobierno de la república pretendiera dictar lo que es bueno y lo que no de los asuntos propios de la iglesia.

No puede ser así, por ese motivo los cuestionamientos del Episcopado, como ente eclesiástico, son criticables, ya que no es una asociación civil, ni un partido político.

Los puntos de vista políticos más criticables de los que expresó el consejo del episcopado, a mi parecer, son los siguientes:

Sin analizar, afirma lo siguiente:

  1. “Expresamos nuestra franca preocupación, al igual que muchos ciudadanos e instituciones de la sociedad civil -y de los mismas organizaciones políticas-, por el impulso que se da a una Reforma Constitucional en materia Electoral, por iniciativa del Ejecutivo Federal, que está en proceso en la Cámara de Diputados y que, por su orientación y motivos, es claramente regresiva, más aún, constituye un agravio a la vida democrática del país”.

El Episcopado hace una grave acusación al gobierno del presidente López Obrador, al hacer una afirmación que no demuestra, ya que no nos señala porqué es una iniciativa “claramente regresiva” que “constituye un agravio a la vida democrática del país”.

Como vemos solo afirma pero no demuestra. Por lo menos el Episcopado debería argumentar porqué considera “regresiva” y un “agravio a la vida democrática” la iniciativa del presidente López Obrador.

Los católicos, y ciudadanos en general, merecemos una explicación y una argumentación sustentada para que su argumento sea convincente o, por lo menos, digno de ser tomado en cuenta y analizado.

En un tema político, que concierne a la vida de millones de mexicanos, no podemos creer a pie juntillas lo que nos dice el consejo, pues en esa materia, y en otras, no son infalibles, como los sacerdotes lo aceptan en sus homilías y lo constatamos en la vida pública. 

Los numerosos casos de pederastia y de corrupción, como el de Marcial Maciel, lo demuestran.

El consejo hace otra afirmación de dudosa validez. Nos dice que:

  1. “Ningún ciudadano y menos los gobernantes que juraron guardar y hacer guardar la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, tienen derecho a impulsar reformas que eliminen o comprometan la fortaleza de las Instituciones que son el soporte del Estado Mexicano, como es el caso del INE y del TEPJF. La sola pretensión de hacerlo pone en entredicho la calidad moral de quienes la impulsan:”

Es evidente que se equivoca en su argumento, pues dicen que “ningún ciudadano” tiene el derecho de impulsar reformas que “eliminen o comprometan la fortaleza” del Instituto Nacional Electoral o del Tribual Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Lo cierto es que “cualquier ciudadano” tiene el derecho a presentar una iniciativa de reforma electoral que considere necesaria, pero que serán los legisladores lo que la aprueben, rechacen o “congelen”, como sucede con cientos.

Pero los cuestionamientos del consejo van más allá y apuntan al presidente López Obrador, quien promovió la iniciativa de ley electoral, de no tener “calidad moral” para hacerlo.

Dice: “la sola pretensión de hacerlo pone en entredicho la calidad moral de quienes la impulsan”.

Fue el presidente de la República, quien, en ejercicio de sus facultades constitucionales quien impulsó la iniciativa.

El señalamiento es grave pues pasan de la esfera política a la moral, un terreno pantanoso en el que, como se ha visto, numerosos religiosos católicos de varias jerarquías, cayeron en aberrante inmoralidad. Y esto no lo inventamos en este escrito. Las evidencias son públicas.

No vamos a caer, aquí, sin embargo, en purezas morales, que no tenemos, pues el que “este libre de culpa que tire la primera piedra”.

Finalmente, el documento del episcopado, convoca a oponerse a la iniciativa del Presidente, aunque nunca demostró por qué habría que oponerse.

Dice al respecto:

  1. “Unimos nuestras voces como pastores de la Iglesia católica en México, desde el ejercicio de nuestro compromiso con el bien común que es un derecho propio y, con millones de ciudadanos que piden detener el intento de minar a estas dos Instituciones, a través de reformar la Ley Constitucional”.

El llamado del consejo a oponerse a la iniciativa lo hizo días antes de la manifestación que se realizó en la ciudad de México contra la mencionada iniciativa, que fue convocada por conocidos personajes de oposición al presidente López Obrador, como son: Claudio X. González, heredero de la empresa Kimberly Clark de México y Gustavo de Hoyos, empresario del sector maquilador y ex presidente nacional de la Confederación Patronal de la República Mexicana, al igual que varios partidos de oposición.

Al hacerlo, el consejo tomó partido, con lo que se involucra en una disputa política.

Desde mi punto de vista no puede hacerlo porque antes se debería saber qué opina al respecto la feligresía católica, y muchos sacerdotes.

Además, de lo que antes mencioné, a título personal, me atrevo a decir que, analizando el lenguaje y los argumentos expresados en el documento, abrigo dudas sobre quién lo escribió. No conozco sacerdotes conocedores al detalle de cuestiones legales en materia electoral.

En cuestiones de teología no podemos compararnos con su conocimiento pero el documento no es teológico, sino electoral.

Creo que al redactar este artículo no incurro en falta de respeto a los integrantes del episcopado, tampoco al credo religioso. Tal vez mi nota genere incomodidad en algunos pero no al grado de que haya alguna medida de discriminación.

Mi impresión, sin afanes partidistas, es que se excedieron e incurrieron en errores que aquí traté de demostrar.

 Nota: Aquí se puede consultar el documento del episcopado.

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