Por Francisco Casanova
Inmejorable realidad política y de percepción social vivimos actualmente a causa del resultado electoral, tan contundente, obtenido en las pasadas elecciones de apenas hace un mes en nuestro país.
El hecho de que haya sido tan clara y definitiva la victoria de Claudia Sheinbaum, de MORENA y sus aliados, sobre Xóchitl Gálvez, del PAN, PRI y PRD, garantiza que México tiene la posibilidad de alcanzar pronto la armonía necesaria para ponerse a trabajar juntos, hombres y mujeres, ricos y pobres, jóvenes y adultos mayores, por un presente y futuro que cada vez sea mejor para todos.
Todo es cuestión de llegar a acuerdos con responsabilidad y confianza en la creación de un Estado de Derecho
con humanismo y justicia que supla al Estado de Chueco que ha dominado a México desde hace tiempo, como dice el presidente AMLO cuando señala a la mafia del Poder Judicial hoy tan cuestionada.
Ya es hora de instalarnos en los 32 estados y sus
regiones en un plan de acenso constante para solucionar los problemas de siempre, como la calidad del transporte público en casi todas las ciudades y la mala atención en algunos servicios burocráticos, por mencionar solo dos casos, e instalarnos a la vez en la planeación de un desarrollo realmente compartido y con resultados modernos, eficaces y democráticos, que es lo que quisiéramos todos y todas.
Y aunque de hecho se observa ya que la población ha empezado a disfrutar una nueva visión de gobierno, que es más justa y a favor de la mayoría, aumentando sus grados de bienestar, lo cual fue un soporte político para que la nueva Presidenta electa de México alcanzara esa gran votación como apoyo a su histórica y democrática propuesta de continuar el segundo piso de la Cuarta Transformación, simplemente porque a la gente le gusta. Y por ello votó. Es ahí cuando la 4T reconoce la gran labor
del Pueblo. Y AMLO y Claudia lo agradecen en sus giras de trabajo, juntos.
Pero además, ya está claro que Claudia Sheinbaum trae lo suyo en cuanto a capacidad, conocimiento, convicciones y en sus afanes de justicia. De ella, por ejemplo, nunca se podría decir que es una vende patrias, ni que coquetea con algún interés privado nacional o extranjero. Ni con alguna machincuepa. Al contrario, ella manifiesta siempre tener la frente en alto. Y ante cualquier circunstancia se escucha en su discurso su compromiso con la Patria.
Gobernar un país, administrar una empresa o dirigir una familia, según se dice, es sumamente complicado cuando no se tiene la claridad para distinguir las prioridades, ni las convicciones definidas. Pero si el propósito es fortalecer a nuestro país empezando por el bien de todos, primero los pobres, no debe haber ningún obstáculo que lo impida.
Ya se demostró, pues, que la aparente y falsa idea de que el país está dividido entre ricos y pobres, o entre chairos y fifis, no fue tal. Pues por Claudia Sheinbaum votaron ciertamente los pobres, una parte importante de la clase media, y hasta algunos millonarios, también. 36 millones de votos, contra 15 millones, no son cualquier cosa. Y el Pueblo ha puesto, para fortuna de todos con su victoria, a cada quien en su lugar.
Sigamos, entonces, haciendo historia.