¡Que se vaya el presidente!
Por Cristina Rodríguez
Corrían los años 90’s y México ya huele a privatización de bancos, de Telmex, el neoliberalismo llegó a la presidencia a través de uno de los fraudes electorales más ruines de nuestra historia, ojalá hubiéramos podido cambiar de presidente.
Se aprobó el Fobaproa, l@s mexican@s nos ganamos una deuda de por vida, también tus hijxs y nietxs, sin siquiera consultar, sin siquiera informarnos, sin siquiera importarles nuestro futuro, ojalá hubiéramos podido cambiar de presidente.
Llega el nuevo milenio
Llegó el nuevo milenio y nos trajo consigo al vaquero quien consiguió aprovecharse de la esperanza, para mentirle en la cara a miles de personas que genuinamente pensaron que representaba el cambio verdadero, pero sin mayor reparo se sirvió con la cuchara grande a costa siempre de los más jodidxs, ojalá hubiéramos podido cambiar de presidente.
Inició la guerra, aún hay quienes no pueden encontrar a sus seres querid@s, se inventaron mentiras sobre jóvenes para justificar el ataque a las universidades, se hizo hasta lo imposible desde el Estado por cubrir a lxs culpables de la muerte inmerecida de 49 niñxs, ojalá hubiéramos podido cambiar de presidente.
Lloraba en el baño, asustado, se escondía de los estudiantes, se ocultaba de la verdad que le arrojaban a la cara: un pésimo candidato y un mandatario incapaz, que así como comenzó, terminó: disfrazado. Hasta el último de sus días gobernando sostuvo la verdad histórica para encubrir un crimen de Estado donde desaparecieron 43 normalistas, ojalá hubiéramos podido cambiar de presidente.
Podría parecer ocioso hablar de cuántas tragedias se podrían haber evitado si hubiéramos podido cambiar de presidente, en el momento en el que nos dimos cuenta que traicionaron el voto de confianza que l@s mexican@s le dieron en cada elección, sin embargo, lo que no se puede echar en saco roto es que ahora tendríamos la posibilidad de hacerlo.
El debate no es solamente sobre si AMLO ha tenido un buen desempeño como presidente, sino que va más allá, es afirmar nuevamente el poder que el pueblo tiene sobre el rumbo que debe seguir nuestro país.
¡Que se vaya el presidente!
¿No les gusta el presidente? ¿No les convencen los programas sociales? ¿Les pareció muy feo el aeropuerto? ¿No les gustan las mañaneras? Pues ¡organícense y cámbienlo!, a ver si es cierto que son la mayoría los que quieren que se vaya.
Por lo pronto, quienes estamos impulsando el proceso de ratificar el mandato de Andrés Manuel López Obrador este 10 de abril, tenemos la convicción de que esta poderosa herramienta no sólo sirve para legitimar una vez más al presidente con mayor interés por el bienestar de México y no por el propio, sino también para recordarnos a nosotrxs mismos que el poder está acá y hoy por hoy somos quienes junt@s decidimos qué hacemos con él.
Ojalá que se vaya el presidente, pero a gobernar firmemente otro par de años más.
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