¿Qué nos duele a las mujeres mexicanas?
Por María C. Valle/ Fotografía de Marybel Gutiérrez
En la Cuarta Transformación, el gobierno se mueve hacia la igualdad.
Desde esta nueva forma de hacer política en México, conmemorar el Día Internacional de las Mujeres permite enmarcar las diferencias y celebrar los logros alcanzados.
Desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el poder empezó a trabajar todos los días, sin descanso, para hacer realidad la igualdad económica, social y de género que tanto ha dañado a nuestro país.
El presupuesto aprobado por los legisladores fue el primero con perspectiva de género, propuesto por AMLO quien pasará a la historia como el primer presidente en promover un gabinete paritario en México, así como cargos importantes ocupados por mujeres en otras instancias de la Administración Pública. “Lo importante no es el cargo, sino el encargo”.
El presidente trabaja con un interés genuino por transformar la vida de todos los mexicanos, en especial los segmentos vulnerables de la población.
“Para eso sirve la política. Hacemos política porque nos duelen las cosas”, expresó la joven diputada federal Andrea Chávez Treviño, durante su participación en la ceremonia por el Día Internacional de la Mujer.
A las mujeres en México, desde su nacimiento, enfatizó, las aquejan profundos dolores que les han llenado el corazón de heridas. El conmovedor discurso, por momentos estrujante, provocó una ovación de pie.
Dolores y cicatrices
Y estos dolores a los que hace referencia la diputada son la chispa que enciende a las mujeres para salir a las calles a manifestarse, a gritar, a exigir el legítimo derecho a vivir una vida libre de violencia.
Muy a nuestro pesar, cada mujer guarda en su memoria más de una historia de acoso y/o violencia. Unas las cuentan y otras las callan. El proceso también es doloroso.
¿Qué nos duele a las mujeres?
-Nos duele la vida de las muertas.
-Nos duele el horror de las niñas y mujeres violadas.
-Nos duele el silencio de las golpeadas.
-Nos duele el miedo de las humilladas, maltratadas, amenazadas.
-Nos duele la rabia de las acosadas en el trabajo, en la calle, en el transporte público, en los taxis y hasta en la propia familia.
-Nos duele la indiferencia de los cómplices.
-Nos duelen las burlas de quienes minimizan nuestras denuncias.
-Nos duele la violencia en todas sus manifestaciones: física, psicológica, sexual, laboral, económica, obstétrica, institucional, política.
-Nos duele el machismo y la misoginia.
Son los dolores del alma, son las cicatrices que se deben traer al debate público –no solo el 8 de marzo de cada año– sino todos los días.
La lucha sigue. Queremos ser libres y vivir en paz.
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