Porqué Claudia sí

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Por Héctor Apolinar

Claudia Sheinbaum Pardo protestó ayer, domingo 21 de enero, como candidata presidencial de la coalición electoral de los partidos MORENA, PT y PVEM.

Se convierte así en la más fuerte aspirante a la Presidencia de la República, con las más alta probabilidades de ser la próxima Presidenta de México, de acuerdo con todos los indicios.

La respalda un palpable consenso nacional mayoritario que surge del extraordinario trabajo de gobierno que está haciendo (y ha hecho) el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyo nivel de aprobación social oscila en el 60 por ciento.

El presidente López Obrador lleva a cabo una profunda transformación social, política, económica e industrial como no habíamos visto en muchos años, y la mayoría de la sociedad apoya que tales acciones continúen, por ese motivo respaldan—y demandan— que Claudia Sheinbaum siga impulsando esos programas de gobierno.

Los programas sociales como las pensiones para adultos mayores de 65 años, las becas para millones de estudiantes de todos los niveles educativos, los apoyos económicos a madres solteras, así como a las personas con discapacidad pobres, han generado una nueva dinámica en esos estratos de la sociedad mexicana.

En particular los 12 millones de adultos mayores que reciben una pensión desde hace cinco años se han visto fuertemente estimulados, son actualmente una fuerza económica que impacta en el consumo de alimentos, de bienes y servicios en el país. No son solo una fuerza económica muy importante, sino también política, con opiniones claras sobre el acontecer nacional.

Ya no son un sector marginado al que pocos tomaban en cuenta. Hoy a la hora de la hora, los gobernantes y candidatos tienen que tomar en cuenta su opinión.

Incluso en las familias, donde a veces se les marginaba, ahora son tomados en cuenta porque tienen ingresos con los que ellos pueden adquirir, por sí mismos, bienes, y hacer gastos para su diversión y entretenimiento.

Por ello se puede afirmar que los programas de bienestar impactan profundamente el tejido social y que lo están reconstruyendo.

¿Alguien podría creer que esos sectores de la sociedad votarán por un retroceso? Al contrario, demandarán que continúen.

Al mismo tiempo, la política de incrementos al salario mínimo que lleva ya cinco años continuos de aumentos de alrededor de 20 por año desde 2019, ha generado un bienestar entre 6 y 9 millones de trabajadores que reciben un salario mínimo.

El salario mínimo estaba estancado desde 1996 en 90 pesos diarios promedio hasta el año 2017, cuando subió ligeramente a poco más de 100 pesos. Esa política de congelamiento de los salarios fue general, no solo de los mínimos.

Las empresas argumentaban que, dado que el incremento anual oficial era del 4 por ciento, ese era el monto que podían otorgar a quienes tenían dos, tres, cuatro o cinco salarios mínimos. Los trabajadores sindicalizados o no, no obtuvieron más.

Los incrementos al salario mínimo en los años de López Obrador lo han llevado a 240 pesos diarios.

Los aumentos del 20 por ciento al salario mínimo les permiten a los trabajadores que ganan más de un salario mínimo, negociar aumentos en mejores términos, y no en una posición de debilidad.

Sumado a la mejoría del salario, el gobierno de López Obrador ha logrado aumento en vacaciones y en la mejora de las pensiones de retiro que son de la mayor importancia para los trabajadores y sus familias.

Actualmente en el país hay 22 millones de trabajadores formales a la mayoría de los cuales les benefician los logros que ha obtenido el gobierno de López Obrador, con el convencimiento de la mayoría de los empresarios.

¿Alguien cree que los trabajadores votarán por un retroceso en lo avanzado en estos años?

Resulta claro que Claudia Sheinbaum, que ha trabajado al lado de López Obrador desde joven, comprende que es necesario que México siga por ese camino. Es obvio que debe haber continuidad en la mayoría de los programas de gobierno para que den más frutos y no variar el rumbo como sucedía en gobiernos del PRI y del PAN.

Pero también es claro que Claudia Sheinbaum hará nuevas aportaciones.

No es una persona impreparada que carezca de visión de lo que sucede en México, al contrario. Como Presidenta tendría una enorme tarea de gobernar al país y llevarlo más adelante, a un nuevo horizonte que creíamos que no llegaríamos a ver nunca.

Hoy están sentadas las bases de otro México que surgió a pesar de la violencia que no detiene—ni detendrá– la fuerza social que ha despertado

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