En una Cámara de Diputados que históricamente ha tendido a tener mayoría de hombres, es complejo repudiar a una diputada que se nombra víctima de violencia de género. Pero no hay defensa alguna contra Margarita Zavala: ella no es víctima, sino victimaria de la patria y, ahora también de forma flagrante, de las mexicanas.
No es debatible que en México existe una violencia específica y revictimizante contra la mujer. Según la ONU, en nuestro territorio ocurren diariamente entre 10 y 11 feminicidios, con más del 80% del país bajo alerta por violencia feminicida y desaparición de mujeres y niñas.
Aún así, Margarita Zavala se valió de esta herida nacional para rechazar el exhorto de la Mesa Directiva de excusarse de la Cámara de Diputados el domingo 17 de abril.
“Es además clara violencia de género, clarísima, falta de respeto a los miles de electores que me pusieron aquí.”
La ex primera dama sin duda ha demostrado su capacidad para valerse de cualquier falacia que le sirva a destajo. Pero aclaremos con ella qué es violencia de género:
“Cualquier acto con el que se busque dañar a una persona por su género. La violencia de género nace de normas perjudiciales, abuso de poder y desigualdades de género.”
ONU
No hay manera de colocar a Margarita Zavala en una posición de desigualdad. Al contrario, ha disfrutado de los millones de pesos que recibió junto a su esposo, Felipe Calderón, de Iberdrola. Se ha embolsado recursos públicos derivados de la Estafa Maestra, un fraude de por lo menos $30 mil millones de pesos. Tuvo ganancias exorbitantes por el otro fraude de $447 millones de pesos de la Estela de Luz. Y la lista puede continuar.
Además, en México el año pasado hubo 21,188 denuncias de violación, más de 400 mujeres secuestradas y 957 mujeres víctimas de trata. Margarita Zavala no se ha involucrado con ninguna causa u organización que luche contra este panorama social. No es un tema que le interese o conmueva.
El hecho de ser mujer no la protege de ser una vende patria, ni le entrega inmunidad sobre su corrupción.
Me parecía imposible que Margarita Zavala cayera más bajo en la historia de México, pero al igual que la oposición ciega e incapaz, lo consiguió.