Sheila Danila Escarcega Salas
Días como hoy, llegan a mi mente recuerdos de hace algunos años que me hacen reflexionar lo difícil que es la vida. Siendo originaria de un ejido del municipio de Pitiquito Sonora, recuerdo cuando la mayoría de niños y adolescentes de 10 años en adelante, trabajábamos plantando melón y sandía; recuerdo en el corte de la uva las pesadas cajas que había que levantar y trasladar. En las temporadas de espárrago, nos tocaba limpiar los surcos o también nos tocaba acomodar el espárrago en las cajas, recuerdo lo difícil de lidiar con el calor directo que en nuestra región es algo casi imposible de soportar. En fin, una lista de actividades agrícolas que no solo yo, sino la mayoría de los adolescentes, incluso niños teníamos que realizar para ayudar un poco a nuestros padres en la economía del hogar y ganarnos nuestro propio dinero. Ésta es una realidad que se ve desde siempre y se sigue viviendo en todas aquellas localidades, ejidos y ranchos –no sólo de la costa de Caborca y Pitiquito– sino también, segura estoy de que esta situación se presenta en todos los lugares del país.
Hoy, hago la comparación con la publicidad barata y falsa que la candidata la presidencia de la oposición hace junto a sus aliados corruptos, alardeando ser de origen humilde y haber salido adelante a base de mucho esfuerzo, sin tener la más mínima idea de lo que realmente es ser de origen humilde y trabajar para poder ayudar a nuestros padres y hoy, me digo sarcásticamente a mí misma: ¡Si hubiera vendido gelatinas ya casi sería millonaria!
Parece chiste pero para mí, una persona que apenas busca inmiscuirse en las cuestiones políticas de nuestro país, me ha bastado algunas cuantas horas de investigación y de análisis, para darme cuenta de que Xóchitl Gálvez, es la máxima representación de la desfachatez de los líderes de la oposición, esos líderes, quienes históricamente se han encargado de engañar al pueblo de México con mentiras para seguir en el poder.
Xóchitl Gálvez es esa mujer que nos vende la idea de venir desde abajo, y que dice ser de origen indígena, muy humilde y de haber salido adelante a base de su esfuerzo y dedicación. Xóchitl es esa mujer que piensa que el pueblo es tonto, quien pretende que le creamos que salió adelante vendiendo gelatinas, que logró hacer 600 gelatinas diarias, lo cual está completamente alejado de las posibilidades de tiempo, espacio. ¿En qué cabeza cabe que una adolescente de secundaria puede cargar 88 kg de gelatina diarias para su venta? Esto resultado de la multiplicación de 147 gramos, el peso aproximado de cada gelatina multiplicado por 600, que es lo que ella dice, lograba vender.
Esto es una ofensa a la lucha real de miles y miles de jóvenes, que diariamente buscan salir adelante de manera honesta.
Xóchitl, es esa mujer que espera reconocimiento por el hecho de haber sacado a su madre de la pobreza, y la cual no se cansa de atacar a nuestro presidente Andrés Manuel, quien se preocupó por millones de adultos mayores y les otorgó una pensión que ahora, gracias a las reformas constitucionales, es un derecho humano universal.
Estamos en tiempos de trasformación, donde necesitamos darle continuidad al proyecto que nuestro presidente Andrés Manuel ha implantado y sí, estoy de acuerdo en que es tiempo de mujeres, pero de mujeres honestas, trabajadores, y leales al pueblo y al proyecto de nación que no tiene un objetivo más claro que el apoyar a quienes más lo necesitan y a los que históricamente fueron olvidados.