Por Carlos Aispuro
Por allá en los ochentas, recuerdo que mi padre de manera religiosa me encargaba grabar los juegos de Fernando Valenzuela en una videocasetera Sony de casete beta –es decir de los más viejos. Tenía yo el encargo de dejar plasmadas las hazañas del ídolo del momento: “El Toro”, de Etchohuaquila.
A mi corta edad no entendía las dimensiones de la Fernandomanía, sin embargo el beisbol siempre fue parte de mis aficiones. Zurdo como “El Toro” soñaba con imitarlo; con una pelota de esponja alucinaba con lanzar el tirabuzón y ponchar a los mejores bateadores.
A mis 11 años, Fernando Valenzuela era todo lo que yo quería ser. Un ser humano que luchó para salir de la pobreza, que venció la discriminación, que triunfó a pesar de las adversidades. Un indígena mayo que abrió una brecha de inclusión y respeto a las comunidades ancestrales y sentó las bases para nuevos peloteros mexicanos en un país racista como Estados Unidos.
Este martes 19 de diciembre del 2023 se anuncia el homenaje a Fernando Valenzuela en el estadio que llevará su nombre, y siento un gran regocijo en el alma al saber que –a pesar de las adversidades—“El Toro” logró dejar su huella en la historia. Un orgullo sonorense que reivindica las culturas ancestrales de nuestro estado.
Ahí estaremos presentes el 20 de diciembre en un homenaje merecido a un imprescindible de la historia de nuestro país.
¡Viva El Toro Valenzuela!
¡Viva el 34 de los Dodgers y las comunidades indígenas!
¡Viva México!
¡Viva la Fernandomanía!
Hoy todos somos zurdos, hoy todos tiramos para los Dodgers,
¡hoy todos representamos a México!