Por María C. Valle
Con el modelo neoliberal desapareció la banca pública; todo el dinero del gobierno lo manejaban los privados.
Ahora que ha crecido enormemente el número de beneficiarios de los programas y se están construyendo en todos los rincones del país sucursales del Banco de Bienestar, los banqueros –defendiendo su antigua tajada– utilizan a los medios de comunicación y a algunos beneficiarios que se prestan para lanzarse en contra del Banco del Bienestar y de paso contra los programas de la Secretaría de Bienestar.
«Están matando de calor a los adultos mayores», dicen, en lugar de resaltar que ahora los programas son universales, que benefician a millones de mexicanos y que la gente no tiene necesidad de hacer largas filas, levantarse temprano o esperar en el sol, pues el dinero ya está en su tarjeta y lo puede disponer cuando sea; incluso pueden comprar en algunos comercios o acudir a otros bancos pagando una muy pequeña comisión.
La prensa debiera explicar a estos nuevos usuarios de la banca, qué es una tarjeta de débito y cómo utilizarla, informándoles que no necesariamente deben retirar todo su dinero el mismo día.
Es evidente la intención de los banqueros y sus medios de desacreditar al banco y a los programas sociales, en el contexto politiquero que ya llegó.
Y por el contrario, los mexicanos debemos celebrar este nuevo banco que llegará a todos los rincones del país, y que seguramente deberá incrementar el número de sucursales en las grandes ciudades también –para ofrecer un mejor servicio– aunque le duela a los banqueros y a los opositores que seguirán arremetiendo contra todos los logros de la Cuarta Transformación.