El pueblo de México ya despertó. Con la Primera Jornada para la Revocación de Mandato se vio cómo este país resurge de las cenizas neoliberales. Los mexicanos mostraron su resiliencia saliendo a ejercer su derecho a decidir si el Presidente sigue o no en su cargo; un derecho que hoy con el lopezobradorismo se nos otorga.
Las benditas redes sociales dieron cuenta de que no hubo obstáculos para que los ciudadanos se movilizaran, utilizando cualquier medio para ejercer su voto; en aventones, a pie, solos o en grupo. Incluso, fue estremecedor ver la imagen de los habitantes de un poblado al sur del país, caminando con entusiasmo hasta el pueblo vecino para llegar a la casilla donde les tocó votar.
Los convencidos de votar por “que siga el Presidente”, mostraron una fuerte determinación en aportar un granito de arena a este proceso de transformación inédito. A más de 16 millones de personas los movió un hondo deseo de cambio hacia mejores condiciones para todas y todos, y sin duda, también un fuerte hastío de la corrupción y el abuso de gobiernos anteriores.
Este proceso electoral dio cuenta de que, como nunca, millones de mexicanos demostraron con su voto, el amor y la gratitud hacia el único presidente que volteó a ver a los olvidados, a los últimos de la fila, a los más necesitados de ser tomados en cuenta. La Revocación de Mandato, sin duda, es parte de la gran herencia que este sexenio dejará a las siguientes generaciones.
