Por María C. Valle
Hace días escuché a un comentarista de televisión decir que el Presidente Andrés Manuel López Obrador ejercía una especie de “hechizo” sobre sus seguidores, insinuando que prácticamente bastaba que lo miraran a los ojos para adorarlo y obedecerlo ciegamente.
Este “análisis” tan burdo pudiera quedarse en el terreno de lo peyorativo para los seguidores de AMLO, a no ser porque como sinónimos de hechizo destacan palabras como: encanto, atractivo, seducción, embeleso, fascinación, ángel, y que bien pueden describir ese liderazgo y carisma arrollador que tiene el Presidente AMLO y que lo hace desbordar pasiones entre seguidores y opositores.
Tan es así que, por el flanco derecho, parece increíble que a unos días de que finalice el sexenio, la oposición siga destilando odio y no haya podido asimilar que López Obrador fue electo democráticamente en las urnas, por más de 30 millones de mexicanas y mexicanos que depositaron en él la esperanza de cambiar su realidad.
Y por el otro lado, el que Andrés Manuel llegara a la Presidencia de la República representa el mayor de los triunfos después de que sus seguidores insistieran tres veces (2006, 2012 y 2018) hasta llevarlo a dirigir los destinos del País. ¡Cómo olvidar el 1 de julio de 2018 cuando el pueblo estalló en llanto de alegría y felicidad luego de una larga lucha!
Hoy, a seis años de aquella victoria histórica, AMLO es el Presidente mejor evaluado de los últimos 5 sexenios, con un 76% de aprobación, muy por encima de sus antecesores del PRIAN. Sin duda, el tabasqueño es un hombre bueno, trabajador, honrado, humilde. Un gigante, que cumplió a cabalidad con el cargo y el encargo, y cuyo máximo logro en su administración es haber reducido la pobreza y la marginación en México.
Mientras los opositores sean incapaces de comprender los sentimientos que despierta el Presidente, y sigan llamando “hechizo” al fenómeno AMLO, por acá les informamos que no es esa palabra tan simple, utilizada con el afán de denostar lo que hace tan querido a AMLO. No.
Al Presidente se le quiere, además, porque es un hombre congruente que enseñó a un pueblo agraviado el camino hacia la Justicia, la Democracia, el Amor, la Esperanza, la Solidaridad, la Empatía, la Dignidad y el Bienestar.
Por eso y mucho más, los amlovers no están hechizados. Simplemente, están disfrutando lo votado.
¡Viva México!