Por Poncho Gutiérrez
Yo sé que es mucho texto pero así conoceremos un poquito mejor las trampas narrativas de los odiadores de AMLO y de los antizurdos en general. No es exclusivo de ellos pero así «debate» la mayoría:
1.- Aseguran cualquier argumento que se saquen de las nachas y a cualquiera que les pida pruebas de sus audaces afirmaciones le exigen demostrar que es falso y como los negativos no se pueden demostrar, «ganan». Así posicionan cualquier mentira hasta que se impregne en el imaginario colectivo.
«Tú no puedes demostrar que López no sea un reptiliano». Por lo tanto, según ellos hay un 50% de posibilidad de que AMLO sea un reptiliano.
2.- Aseguran algo y cuando los desmientes, cambian el punto inicial para «volver a ganar», así deban contradecirse varias veces.
A: López ya no tiene aprobación
B: Pero tiene 62% de aprobación.
A: Pues su alta aprobación no es eficacia
B: Cierto, pero entonces sí tiene alta aprobación.
A: Pues cómo no va a tener alta aprobación si regala dinero?
B: Dar apoyos sociales no es regalar dinero.
A: Pues los apoyos sociales no son gracias a López
El derechairo cree que ganó cuatro veces, sin embargo se contradijo cuatro veces: AMLO NO tiene aprobación, pero la alta aprobación que SÍ tiene AMLO no es lo mismo que eficacia, pero su alta aprobación es por SUS apoyos sociales pero los apoyos sociales NO son de AMLO.
No tienen la capacidad de defender una idea más de 4 segundos.
3.- Fingen tener un pensamiento crítico priorizando las cifras, pero realmente sólo consideran válidas las cifras que coinciden con su retorcido paradigma del mundo:
-López no ha dado ninguna cifra positiva, pero nunca lo aceptarás porque estás fanatizado.
-Pero el secuestro bajó un 60%
-Esas cifras deben ser falsas.
4.- Son adictos a hablar del argumentador antes que del argumento. Por eso cuando no pueden refutar una verdad incómoda responden con cosas como «mira quién lo dice» o «seguro te pagan». Son capaces de criticar los malos hábitos del nutriólogo antes de aceptar que tiene razón al decir que deben cambiar su dieta.
5.- Son irresponsables, no se exigen nada y celebran la mediocridad. Pueden mentir, ser evidenciados como mentirosos y enorgullecerse: «Ufff se tomó el tiempo de desmentirme, o sea que le ardió mi argumento»
6.- Son flojos, no les gusta el mundo del debate y las ideas, por lo tanto, en lugar de desgastarse debatiendo cada afirmación presentada en La Mañanera, se adelantan diciendo que todo lo que se presente en La Mañanera es mentira. (Incluso la cifra de 80 mentiras por Mañanera es mentira).
7.- Usan silogismos rancios, tipo:
AMLO dice que hay rateros que usan corbata
Derechairos: López dice que todos los que usen corbata son rateros.
8.- Son desinformados y desinformadores que se adelantan a los negativos:
Derechairo: López es un reptiliano y lo va a negar.
AMLO: No es cierto.
Derechairo: Ya ven?
9.- Pronostican desde la fantasía y excusan desde la soberbia: «Les juro que López nos va a convertir en Venezuela pero si no nos convierte en Venezuela es porque yo lo evité.»
10.- Aman el «whataboutism»: Cuando les incomoda una verdad que les pones en la cara, te exigen que hables de otra cosa: «Ah pero de Bartlett no dices nada»
Y así y así…
Quizá en el futuro haga un manual del derechairo, nombre vulgar del facholopitecus apartidistis, para entender mejor a estos simpáticos homínidos que viven voluntariamente desinformados.
Los derechairos son seres que le exigen a los demás todo lo que a ellos no les interesa ofrecer.