La decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador de dar a conocer los ingresos de Carlos Loret de Mola en la tribuna Mañanera despertó el bitachero de la comunicación.
Con el hashtag #TodosSomosLoret, la oposición –prácticamente– santificó al periodista ante lo que ellos consideran un desmedido ataque a la libertad de expresión. Falso. Es el propio AMLO quien promueve el debate, la crítica y el análisis objetivo. Sin embargo – lo ha repetido– no se cruzará de brazos, ni guardará silencio ante las mentiras, las calumnias y el golpeteo político, cuyo único objetivo es descalificar el movimiento de la Cuarta Transformación que encabeza y por el que llegó al poder respaldado por millones de mexicanos.
No es un enfrentamiento entre el Presidente y Loretito. Es el presidente contra los monstruos del viejo régimen, esos que robaron y saquearon al país por más de 36 años, y ahora quieren regresar por sus fueros.
Desde que el presidente asumió el cargo marcó un antes y un después en la forma de hacer política, y en la forma de comunicar, en su lucha por purificar la vida pública de México.
Las Mañaneras son un ejercicio muy potente de comunicación.
La democracia es información y es verdad
En contraparte, están los periodistas sicarios o chayoteros, prepotentes, empoderados, sin escrúpulos, capaces de vender su dignidad para destruir vidas y reputaciones. Es una plaga expandida en todo el país (incluido Sonora).
La diferencia es que ahora el presidente López Obrador además de negarse a entregarles recursos públicos desnudó su modus operandi. Los ingresos millonarios de Carlos Loret de Mola y de los zopilotes que lo patrocinan son la prueba de que es muchísimo dinero el que están apostando en sus intentos por regresar al poder.
Se les olvida que el presidente está más fuerte que nunca y que el próximo 10 de abril, el pueblo lo va a ratificar.