Por Juan I. Ramírez
La Transformación enfrenta a Carlos Salinas de Gortari, el jefe de jefes. ¿Quién dijo que era fácil?
Con la Revolución Mexicana hubo avances en lo social y el Estado, en algo que se llamaba Economía Mixta, administraba algunas empresas estratégicas o para control de precios de productos y cuidar que los servicios básicos no se encarecieran.
Cuando entra el modelo neoliberal con Carlos Salinas, ese gobierno se encargó de vender todo lo estatal y abaratar entre sus cuates lo que era del bien público.
Por eso el gran poder que mantiene, pues las telefónicas, los ferrocarriles, las televisiones, los bancos, las carreteras concesionadas, las minas, etc. etc. todas fueron adquiridas por amigos que aún mantienen lealtad a Carlos Salinas. Ellos se agruparon en los últimos años del neoliberalismo bajo las siglas del PRIAN, extraña mezcla de «enemigos irreconciliables» que engañaron a México. (A propósito, un extranjero me comentó que leyó una nota donde decían que el PRI y el PAN iban unidos y creyó que era un error de redacción. Le aclaré que los tres partidos del viejo régimen van juntos, queriendo regresar a lo de antes).
Pero llegó la Cuarta Transformación –que en realidad es un reto, un desafío al poder que ha ejercido Carlos Salinas y su grupo durante los últimos 40 años, cuando menos.
Así que nada fácil para la 4T enfrentar al jefe de jefes y su pandilla, lo cual sólo puede hacerlo y salir exitosa si es acompañada y apoyada por el pueblo de México, tal como lo está haciendo hasta hoy.
Que no cese el apoyo del pueblo –de la gente comprometida en mejorar la calidad de vida de todos– hacia el proyecto de la Cuarta Transformación.