Por Martín Hernández de la Vega
En contraste a las propuestas de Claudia Sheinbaum, que son educación, salud, infraestructura, atención a las causas, entre otros planes; Xóchitl Gálvez, propone sangre, balas, terror y cárceles. Hasta como presagio del horror, utiliza la sangre de su cuerpo para firmar esos compromisos, muy al estilo de Enrique Peña Nieto, “te lo firmo y te lo cumplo” (al final nada cumplió).
Con un discurso ligero y cortas ideas, apela solo al terror, la represión y el castigo. No da muestra de una reflexión coherente sobre los efectos de cada una de sus propuestas. Da la impresión que ella concibe una campaña política como el acto de soltar ideas, todas estás, ancladas en la trágica historia de violencia que los partidos que ella representa establecieron en los gobiernos pasados como su forma de operar.
Con “muy alta seguridad”, Xóchitl Gálvez es una lamentable tragicomedia de la vida política de México.
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