Por Francisco Casanova
Dentro de este merequetengue que se cargan los del Poder Judicial de la Federación destaca en su esencia la intentona de querer tumbar a la presidenta Claudia Sheinbaum a pesar de que ella derrotó abrumadoramente a la oposición con 36 millones de votos, 6 millones más que en la campaña política realizada por AMLO.
Todo tiene que ver con la Reforma al Poder Judicial promovida y defendida por el ex presidente y la actual presidenta, lo que ya es un hecho y forma parte de la Constitución Mexicana, al ser aprobada por las dos terceras partes de las y los integrantes de las cámaras de Diputados y Senadores, hace apenas un mes. Se puede afirmar que todo está en orden, en lo legal y en lo político.
Es como si los del Poder Judicial: primero una Juez y luego ocho Ministros, no conocieran los argumentos fundamentales de nuestra Constitución que dan sustento histórico, jurídico y democrático a las Leyes que juraron honrar y defender con su trabajo para dar justicia al pueblo, sin permitir más abusos, pero que aún no es posible del todo. Al contrario.
Realmente, lo que quisieran ellos como representantes de una derecha bélicosa y altanera, es no solo destituir a Claudia Sheinbaum, sino encarcelarla en un acto golpista destinado también al expresidente AMLO, por haber sido él quien empezó todo este movimiento transformador a favor de los que menos tienen, pero sin olvidar a nadie en la escala social.
En ese sentido las cartas ya están echadas. Y, a pesar de ello, la presidenta Sheinbaum les aclara que no caerá en sus provocaciones promoviendoles un juicio político. Pero si les pide que ya se calmen y se pongan en paz.
En verdad, entonces, lo que la presidenta Claudia Sheinbaum ha hecho todos estos días en sus Mañaneras, es darnos un ejemplo de madurez política, serenidad e Inteligencia, y sobre todo de responsabilidad y protección de los altos intereses del país, ante los ataques abiertos y desproporcionados de algunos integrantes del Poder Judicial, tratando de confundir y enredar a la población con sus mañosas interpretaciones jurídicas, cuando ellos mismos saben – si acaso son buenos juristas – que están equivocados en cuanto a la visión que tienen de la Carta Magna, al defender intereses de grupo y no de la Nación. Es entonces que, según se ve, persiguen un interés político completamente adverso al interés mayoritario y ajeno a la democracia. Y esa no debe ser su función.
Sin embargo, eso fue lo que hicieron desde ese Poder toda la vida, simulando avances en su relación con el Pueblo, hasta que llegó la Cuarta Transformación para implantar la justicia a través de un verdadero Estado de Derecho, y es allí, entre los jueces, magistrados y ministros, donde nacen y se han nutrido las injusticias como una forma de vida en contra de la gente pobre y a favor de unos cuantos privilegiados y corruptos e impunes que ostentan el poder económico. No por nada el Pueblo les dijo ya basta. Y se los acaba de repetir a conciencia 6 años después con una mujer electa Presidenta, hoy muy empoderada por su experiencia y conocimiento de la realidad. Así se se le ve todos los días en las Mañaneras, con la Constitución en la mano.
Por eso Claudia Sheinbaum rechazó con mucha elegancia los llamados del Poder Judicial a destituirla y prácticamente les respondió que ya se pusieran en paz y recordaran todo lo que han aprendido al estudiar la Constitución. «A mi me eligió el Pueblo de México y ocho ministros no pueden estar por encima del Pueblo», destacó.
-Aquí, por mera información, lo que hace falta es distinguir bien qué personajes se mueven cerca de esos ocho ministros-.
Hay que esperar a ver cuál va a ser su reacción. Y ojalá esos ministros y sus representados ya no se presenten como seres arrogantes, marrulleros, irresponsables y peligrosos. Pero además, política y jurídicamente equivocados.