Por Héctor Rodríguez Méndez
Hace unos días, Ernesto Zedillo expresó críticas furibundas contra los grandes logros del gobierno de la Cuarta Transformación y nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador.
En un arranque de ira, una ira que no le vimos por ejemplo para reclamarle a Carlos Salinas de Gortari, el que lo haya culpado de aquel famoso error de diciembre en el año de 1994. Ese señalamiento fue brutal pues Salinas lo culpó de la enorme crisis económica, producto de sus malas gestiones en todo un sexenio. Zedillo, que iba iniciando su período presidencial, nunca le reclamó airadamente como si lo hace hoy con el mejor Presidente que ha tenido este país.
Recientemente se ha anunciado que Felipe Calderón y Ernesto Zedillo regresarán a nuestro país la semana próxima.
Es harto sabida y muy larga la lista de agravios de estos dos personajes en perjuicio del pueblo de México, durante sus gestiones como presidentes de la República.
Zedillo, antes de lanzar cualquier crítica, debería acordarse de los millones de mexicanos que se quedaron sin futuro por su aprobación del Fobaproa, que solito se lleva poco más de ochocientos mil millones de pesos, anualmente, en el pago de intereses de una deuda en la que nunca le preguntó al pueblo de México si estaba de acuerdo en contraerla. Y también debería de acordarse que cada mexicano, por el sólo hecho de nacer en México, nace condenado a pagar poco más de diez y seis mil pesos producto de esa deuda.
De Felipe Calderón son muy conocidas también todas sus trapacerías y robo en perjuicio de México. Los efectos genocidas de la guerra contra el narco, de las cuales vemos los efectos en Culiacán, en estos días son solo un ejemplo.
¿A qué vienen entonces estos sujetos? Lo que la oposición quisiera es que muchos de los mexicanos agraviados los insultasen y agrediesen en sendas manifestaciones para poder difundir imágenes de la violencia que ejercen los fanáticos de la Cuarta Transformación, contra esos ex presidentes. Esos ex presidentes que son próceres del neoliberalismo, es decir del saqueo, la corrupción desmedida y la ambición sin freno sobre los recursos públicos.
Afortunadamente, los mexicanos que apoyamos esta gran transformación, estamos serenos y tranquilos. La politización, debida al alto nivel de información que como nunca ha circulado desde las Mañaneras, ha exhibido sin pudor el nivel de enriquecimiento ilícito en el que estos políticos y sus círculos cercanos y los no tan cercanos, más los empresarios, dueños de medios de comunicación y aspiracionistas en general, hicieron al amparo de sus sexenios.
El pueblo de México no caerá en provocaciones estériles.
La Cuarta Transformación ha educado y sensibilizado a varias generaciones de mexicanos en tan sólo seis años. Estamos dispuestos a seguir defendiendo esta revolución pacífica sin caer en los engaños, las trampas y las mentiras. Amamos la paz y queremos un desarrollo social digno para todos los mexicanos. Por ello…
¡Ni un paso atrás!
¡Qué viva La Cuarta Transformación!