Por Héctor Rodríguez Méndez
Esta es una frase que, sin decir común, se la he escuchado a algunas personas, conocidas algunas y otras no. Y por supuesto, a muchos amigos.
La frase surge después del gran y último informe que nuestro querido presidente, Andrés Manuel López Obrador, rindió al pueblo de México en la plancha del Zócalo, el domingo antepasado.
El argumento en cuestión nos remite a que mucha gente esperaba verlo llorar, a que se le quebrara la voz o en el último de los casos, guardara profundas pausas de silencio con una mirada perdida en lo más recóndito de sus emociones.
Y para fortuna, nuestra, según mi modesta apreciación, eso no sucedió. Al contrario, lo que vimos fue un presidente firme que frase tras frase fue dando cuenta de las acciones, situaciones y cifras espectaculares, de cómo este país fue dejando atrás en sus seis años de gobierno, la situación oprobiosa en la que treinta años de gobiernos neoliberales casi lo desmantelaron.
No podía ser de otra forma. Si algo nos ha enseñado AMLO fue a quebrar ese dogma del individualismo, del “échale ganas, tú puedes” y el que está pobre es porque está jodido y porque quiere.
AMLO nos regresó a la cordura de la colectividad que sale adelante de manera conjunta y que ayuda al que va rezagado. AMLO nos regresó la dignidad como pueblo, el sentido de pertenencia de todos con todos, el rostro de un México en el que cada uno vale en lo individual, y juntando esa valía nos reconocemos en un proyecto profundo de nación.
Por eso no hubo lugar para lágrimas ni tropiezos, ni titubeos o miradas nostálgicas. No, lo que vimos fue su fuerza indestructible, su energía luminosa que proyecta en el presente para que toda nuestra firmeza siga adelante con la Cuarta Transformación y la presidenta electa, emanada de ese Movimiento.
No hay lugar para traspiés, no hay lugar para extrañar lo que hemos tenido y seguiremos teniendo. Nuestra fuerza más poderosa como pueblo es la dignidad rescatada, la dignidad afianzada en el gran movimiento social de la Cuarta Transformación. Por ello y para ello, junto con Claudia Sheinbaum seguiremos organizados, en un estadío mayor y gritaremos:
¡Pueblo!, ¡Pueblo!, ¡Pueblo!