Por Carlos Enrique Aispuro Pineda
Porque nací del pueblo, descalzo, en harapos, analfabeta, indocumentado, tercermundista, desplazado, sin camisa, sin tierra, naco, emigrado, prieto, mil usos, explotado, callejero, indio pata rajada, cholo, pachuco, proletario, inconforme, rebelde, zapatista, chairo. Un atorrante, ilegal soñador, amoroso, fugitivo, libertario, con el sueño del Humanismo Mexicano.
Soy Obradorista, y sueño con este país que se construye a través de la utopía, de servir al pueblo porque pueblo soy.
Soy Obradorista, porque he recorrido calles escuchando la voz de los desprotegidos.
Soy Obradorista, porque sé que el poder no tiene sentido, si no se pone al servicio de los demás.
Soy Obradorista, porque nuestro anhelo es que un día nadie sufra por hambre.
Soy Obradorista, porque ante todo siento las injusticias.
Soy Obradorista, porque veo la solidaridad y el amor al prójimo como una obligación.
Soy Obradorista, porque el amor es un destino colectivo.
Soy Obradorista, y –retomando a los Flores Magón– vivo en la utopía, la belleza, de una sociedad justa y democrática, dónde la premisa final sea: ¡Por el bien de todos, primero los pobres”.