Por Francisco Casanova
A 30 días de las elecciones presidenciales más importantes de la historia, según se afirma, entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, bien se puede prever hacia dónde nos podrá llevar la decisión colectiva electoral del próximo 2 de junio: O por la fuerza social y de convicciones de la Mayoría o por la fuerza económica y de revancha de una Minoría.
En primer lugar, la candidata Claudia Sheinbaum, de MORENA y sus aliados, PT y Partido Verde, ha llevado la delantera en las principales encuestas con un amplio margen de confianza desde que empezó la contienda para dar continuidad al proyecto de la Cuarta Transformación. El margen de las encuestas ha sido de 58 y 28 puntos, digamos.
Por su parte, Xóchitl Gálvez, de los partidos PRI, PAN y PRD, (PRIAN), no ha tenido la destreza política para dar un salto importante que la vaya acercando a la puntera en virtud de que le ha faltado consistencia a su propuesta y, en cambio, ha preferido lanzar ataques personales a Sheinbaum, sobre todo en el último debate, lo que al parecer no fue del agrado de sus potenciales electores, aunque sí a su voto duro que todo le festeja.
Otro punto importante a favor de la candidata de la Cuarta Transformación es que el gobierno de AMLO le ha dado muy buenos resultados a la población, sobre todo por el éxito de los programas sociales exentos de corrupción y por el manejo de la economía. El peso, nuestra moneda, está más fuerte que nunca, el empleo no ha faltado y se ubica en niveles no vistos en el pasado, la inversión extranjera también, y la inflación que recorre el mundo por la pandemia, en nuestro país está controlada.
Y, aunque la violencia sigue estando presente en algunas regiones entre bandas de delincuentes, también es evidente que en homicidios dolosos, incluyendo el feminicidio, la incidencia ha ido a la baja. Y aunque es un buen dato que refuerza la estrategia contra la violencia de atacar las causas, aún falta mucho por hacer.
A pesar de todo ello, los opositores a AMLO lo han atacado por 5 años y medio, no obstante que les ganó legítima y contundentemente las elecciones. Y han tratado de desvirtuar, totalmente, su proyecto político y social, acusándolo ahora de narcopresidente e incluyendo a la candidata Claudia Sheinbaum en esas calumnias.
Para Claudia es imperativo continuar con su proyecto de desarrollo cuyo objetivo es seguir mejorando la vida de millones de mexicanos que siguen en la pobreza, al mismo tiempo de empujar grandes obras de infraestructura, como la del litio en Sonora, la electromovilidad y la energía solar, entre otras.
Y para Xóchitl está claro que es más importante defender los intereses de una minoría que permanece muy enojada, ya que fueron desplazados del poder político y económico, a través del voto, que gozaron de lo lindo durante décadas. Por eso es que harán hasta lo imposible para que no continúe la Cuarta Transformación.
¿Y hacia dónde puede llevar ese enojo de la derecha conservadora que cada vez es tan evidente? Pues ya se ve que, de lo que se trata, es desconocer totalmente el resultado de las elecciones apoyados por el Supremo Tribunal de Justicia y sus jueces del Poder Judicial, que hasta el momento hacen una dupla perfecta y ambiciosa con el poder económico que enfrenta, con bastante rudeza, los vientos de cambio y Transformación del Poder Ejecutivo personificado históricamente por el presidente AMLO.
Si en las votaciones del 2018, la mayoría de la gente se enfrentó a un poder económico y político carente de sensibilidad social y lo venció con 30 millones de votos, ahora tendrá que vencer a una oposición desenfrenada con 50 millones de votos o más, para ubicarla en su exacto papel de minoría, cuyo valor principal es el egoísmo y la arrogancia, por más poderosos que sean.
No hay más remedio que el voto masivo del Plan C, porque de plano nuestro país necesita ya trabajar y construir en paz su derecho a una vida feliz, sin tanto alboroto ni forcejeos.