Por Héctor Apolinar
Las “Memorias, de don Adolfo de la Huerta, según su propio dictado”, quien fuera presidente de México, secretario de Hacienda, dos veces gobernador de Sonora, y diputado local, arrojan una luz brillante sobre acontecimientos de la mayor importancia política durante los años decisivos de la Revolución Mexicana.
Desafortunadamente son poco conocidas. Leerlas nos aclararía importantes acontecimientos sobre los cuales tenemos una imagen errónea o incompleta.
Adolfo de la Huerta fue revolucionario maderista, un funcionario público muy capaz y altamente honesto, como lo atestiguaron personalmente personajes como los presidentes Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y los destacados generales Benjamín Hill y Salvador Alvarado, Francisco Villa, entre otras figuras.
Lo primero que sorprende al leerlas es el apoyó que brindó a Álvaro Obregón y a Plutarco Elías Calles, cuando ninguno de los dos eran figuras políticas en Sonora, menos en el país.
Obregón era un agricultor de Navojoa y Calles era un maestro de escuela primaria y fallido empresario de no buena fama.
El cargo público que tuvo Calles en Agua Prieta, como encargado de la aduana, lo obtuvo gracias a la intervención personal de De la Huerta ante el secretario de gobierno del estado, Gayou, quien dudaba de la trayectoria política de Calles, por lo que se negaba a darle el nombramiento. De la Huerta insistió y lo convenció. (Memorias, págs. 39 y 40)
Fue el primer cargo público de Calles en el gobierno postrevolucionario, que le debió a De la Huerta.
Más aún. Meses antes del estallido de la revolución, De la Huerta y un grupo de simpatizantes de Madero, en Guaymas, sostenían reuniones informativas En una ocasión De la Huerta propuso que se llevaran a cabo en un almacén propiedad de la empresa de la que era socio Calles. …
“Aquello provocó algunas protestas, pues muchos creían que Calles no era de confianza y lo consideraban porfirista. Pero De la Huerta, que lo conocía bien, tuvo confianza en él y las reuniones continuaron celebrándose en el almacén…” (ídem. pág27)
Al triunfo de la revolución maderista, De la Huerta recibió el apoyo de diversos grupos políticos para que se postulara como candidato a diputado. Calles también “la buscó”, pero lo hizo “a la mala”.
En una reunión que sostuvo con el gobernador Maytorena, le pidió su apoyo para ser candidato y la recomendó que nombrara a De la Huerta a un cargo administrativo importante. Maytorena no lo hizo, por lo que ambos contendieron por la candidatura, el resultado fue un triunfo contundente para De la Huerta y una derrota de calle para Calles. (Memorias, pág. 36)
De la Huerta no rompió su amistad y consideración hacia Calles, hasta que Álvaro Obregón lo apoyó como candidato a la Presidencia de la República, a lo que se opone terminantemente por lo que decide levantarse en armas con el apoyo de numerosos políticos y militares.
Álvaro Obregón, por su parte, buscó ser presidente municipal de Huatabampo, al triunfo de Madero. La diferencia con Calles fue que Obregón no había simpatizado con el movimiento maderista.
Logró postularse, pero tuvo problemas ya que en la región se consideraba que había formado parte del grupo de amigos de Ramón Corral, quien fue vicepresidente de Porfirio Díaz al final de su gobierno y que lo acompañó al exilio en Francia.
La votación para elegir alcalde fue reñida. Los opositores a Obregón lo acusaron de haber inducido el voto de los indios mayos con los que tenía buena relación por lo que el Ayuntamiento desconoció el resultado de la elección. (Ídem, págs. 42 y 43)
Su caso llegó al Congreso del Estado, del que formaba parte de la Huerta, quien defendió el triunfo de Obregón basándose en una investigación personal que hizo en Huatabampo. Así fue que Obregón fue alcalde de Huatabampo.
En el período previo al estallido revolucionario de 1910, ambos personajes no se habían adherido al maderismo, como en cambio sí lo hizo, Adolfo de la Huerta, quien en su primera juventud fue simpatizante del magonismo en Guaymas y era lector del periódico Regeneración.
Más aún. De la Huerta fue el primer sonorense que se integró a la Junta Revolucionaria que se instaló en Nogales, Arizona, hacia 1909, al mando del gobernador de Sonora, José María Maytorena, quien se había trasladado a esa ciudad al ser informado por Francisco Madero que sería capturado por órdenes de Porfirio Díaz, al descubrirse que formaba parte del plan de insurrección contra Díaz. (Memorias, pág.16)
De hecho, como se puede leer en las “Memorias”, De la Huerta acompañó a Madero en la llamada “Marcha de la lealtad” que encabezó el presidente desde el Castillo de Chapultepec a Palacio Nacional.
Hemos relatado algunos pasajes de las “Memorias” de Adolfo de la Huerta, tal como las escribió Roberto Guzmán Esparza, sobre la base de múltiples conversaciones que sostuvo con De la Huerta, de quien fue un cercano colaborador.
Los pasajes abordados nos arrojan luz y sombras sobre dos figuras, Obregón y Calles, e iluminan a quien no se considera una figura tan destacada en la historia de México ni de Sonora, cómo sí lo fue.
Este artículo se basó en la siguiente edición: https://micrositios.senado.gob.mx/BMO/files/historia8.pdf