Por Francisco Casanova
¿Qué nos depara el destino en un país como nuestro querido México, en las elecciones presidenciales del domingo 2 de junio del año 2024?
Sin quitarle méritos a nadie, al final de esa histórica jornada de votación, saldrá a la luz un resultado que reflejará la continuidad de la transformación que desde hace 5 años el presidente AMLO, después de haber ganado por fin las elecciones arrolladoramente en el 2018, inició su gobierno a favor de la justicia para los millones de pobres que se multiplicaron a lo largo y ancho del país en un periodo tortuoso que duró 36 años.
No hay otra explicación. La gente ya no aguantaba tanto abuso.
Y lo que ha hecho AMLO en este corto tiempo es darnos una gran lección de lo que debe ser un buen gobierno.
Claro está que para satisfacer las necesidades de los pobres se tuvo que afectar los intereses de los que fueron privilegiados durante muchos sexenios a costa de los más débiles. Y por eso se decía que era un mal gobierno.
Un ejemplo de ello es que algunos altos empresarios no pagaban impuestos y debían miles de millones de pesos al fisco, mientras que la mayor parte sí pagaba. Y lo sigue haciendo. Porque los impuestos son para provocar el desarrollo equitativo de una Nación. Y no necesariamente se tienen que aumentar, pero si pagar.
En pocas palabras a los altos representantes del poder económico se les ha ido quitando paso a paso el poder político con el que hacían y deshacían, y se les demostró que es la Constitución la que manda en México y no el influyentismo de los intereses oportunistas y convenencieros. Eso ya quedó atrás.
También se demostró que hay una nueva clase política, que defiende a la Constitución y no se burla de ella.
Sin embargo, no todo aún se ha podido lograr para bien.
Mientras la presidencia de la República, como Poder Ejecutivo, hace un esfuerzo enorme por ampliar la democracia en todas sus expresiones, y lo mismo sucede en el Poder Legislativo con sus cámaras de Diputados y Senadores, en el Poder Judicial se agazapan los intereses políticos más sucios que se oponen – en su último reducto- a que la transformación continúe y pretenden frenarla a como dé lugar a través de Ministros y Jueces que, salvo raras excepciones, mal interpretan leyes y hacen de la aplicación de la justicia lo que les da la gana. Y en este nuevo régimen eso ya no puede ser posible.
Por ejemplo, benefician a delincuentes relacionados con el narco, frenan iniciativas del Ejecutivo para disminuir la corrupción y el influyentismo, y defienden a grandes evasores de impuestos y a políticos del régimen corrupto con las escusas más cínicas que jamás se hayan visto.
Y, en la práctica, se han convertido en un poder de poderes cuyo objetivo, amparándose en una dizque justa aplicación de la ley, se encargan de frenar el avance de la Cuarta Transformación impulsada democráticamente por AMLO.
Y es en ese tema donde está la clave de las próximas elecciones.
Sí es cierto que Claudia Sheinbaum como precandidata de Morena va muy arriba en las encuestas, y que Xóchitl Gálvez como precandidata del PRIANPRD, ni se le acerca.
Pero las campañas empiezan en febrero. Y de lo que se trata es que el Poder Legislativo tenga la oportunidad de Reformar al Poder Judicial y los Ministros y Jueces sean elegidos por el Pueblo, en base a una selección socialmente responsable, y se rompa con los ingresos archimillonarios y con privilegios escandalosos fomentados durante tanto tiempo por los gobiernos de la corrupción, donde ellos se nombran a sí mismos, lo cual, en el Poder Judicial, es verdaderamente injusto.
No hay que olvidar que, por primera vez, desde Cárdenas, es el Ejecutivo el que promueve un país plenamente democrático, sin corrupción y sin simulaciones. Y lo hace, porque el Pueblo así lo quiere. No hay de otra.
Podrá ganar Claudia Sheinbaum con cierta facilidad la presidencia de la República, a Xóchitl Gálvez. Pero en el Poder Legislativo se requiere ganar la Mayoría Calificada en las cámaras de Diputados y Senadores para que la Transformación continúe, reformando en su primera tarea al Poder Judicial. De otra manera la política corrupta volverá por sus fueros para obstaculizar a Claudia su tarea democratizadora.