Por Carlos Aispuro Pineda
Ayer platicando con mi hijo de 17 años de edad tuve una revelación. Me preguntó: papá ¿qué es la Cuarta Transformación? Traté de explicarle el concepto histórico, empecé a hablarle sobre los grandes acontecimientos de nuestro país, el movimiento de independencia liderado por Miguel Hidalgo y los insurgentes que nos liberó del yugo opresor de España, o de la incansable lucha de Benito Juárez recorriendo el país defendiendo la soberanía ante los invasores y batallas en contra de los conservadores que pretendían apoderarse del poder público y económico de nuestra patria. Le platiqué de los Flores Magón, de Zapata, de Villa, de Madero, de cómo después de tanta sangre, tanta lucha y tantos muertos, regresaron los traidores que estaban agazapados esperando el momento para actuar, los que fusilaron a Hidalgo, los que suplicaron a Maximiliano que viniera a salvarnos de ese indio oaxaqueño, los que asesinaron a Zapata traicionando la revolución, los mismos de siempre, los que vendieron el patrimonio nacional a un puñado de potentados a cambio de burdas cuotas de poder o económicas.
Él sólo me veía con la mirada que cuestiona todo, la mirada de un joven.
Un adolescente que no entendía por qué Cuarta Transformación, por qué AMLO –el de las becas– mencionaba tanto esa historia y su cronología.
Al final le resumí de una manera empírica, la Cuarta Transformación es el amor al prójimo, es asegurar que todos tengan un pan en su mesa, es el respeto a los demás sin importar su raza, sexo o condición social, es el amor a las mujeres y su lucha incansable por la equidad, es buscar los mecanismos para lograr una sociedad más justa, incluyente y equitativa, en donde todos tengamos la certeza de que nadie sufre hambre, en fin como afirmaba Ricardo Flores Magón:
“La utopía es camino, no destino”, esa utopía es la creadora del cambio y el progreso; la cuarta transformación vive de utopías que hoy son realidades, las cuales hay que proteger y seguir luchando por más utopías que al final serán el principio de un futuro mejor.
O como escribió Silvio Rodríguez: somos prehistoria que tendrá el futuro. Utopía ilusión, cuánta belleza.