Por Héctor Rodríguez Méndez
Lo que hoy invente la oposición sobre el presidente más popular que México ha tenido, pierde sentido ante la inmensa cantidad de hechos, obras y acciones concretas que atestiguan el avance económico y el bienestar social generado en el país.
Hoy en su conferencia mañanera, el presidente dio una cátedra magistral sobre su honestidad personal y de paso, la ancló a los grandes proyectos de desarrollo inter-regional que se llevan a cabo tanto en el sur, como en el norte del país para que no haya Estado de la República que se quede rezagado.
Si en La Paz los apagones han sido constantes por la falta de suministro eléctrico, el presidente no lo pensó; compró una planta de 180 millones de dólares para que la gente ya no batalle.
Si hace falta piedra fosfórica para producir fertilizante y que los campesinos puedan sembrar en condiciones favorables, la piedra será llevada por barco, desde la Paz, hasta el puerto de Lázaro Cárdenas en Michoacán.
El tren Maya detona el desarrollo en una zona que históricamente ha sido marginada. En la frontera norte, las grandes acciones de gobierno para bajar los precios del combustible, la exención fiscal y la modernización de los pasos fronterizos, servirán para que la frontera no tenga obstáculos en el libre tránsito y flujo de mercancías con la poderosa economía Norteamericana.
El Plan de Energías Limpias, que se impulsa desde Sonora, posicionará a nuestro estado en los escenarios del comercio internacional con la producción de energía solar, baterías de litio y carros eléctricos.
Lejos se han quedado los grandes proyectos que solamente aseguraban negocios personales entre presidentes, funcionarios y grupos empresariales en turno. En la Cuarta transformación se trata de proyectos que detonarán la economía generando empleo y mejores remuneraciones para todos los mexicanos. Empezando por los que no los tienen y lo más importante aún, para los que vienen.
Lo más interesante es que toda esta plataforma del desarrollo, se sustenta en los muchos beneficios que ya disfrutan la mayor parte de los mexicanos, con los programas sociales que se extienden a todo lo largo y ancho del territorio nacional. Es decir, no hay que esperar a que una estrategia de desarrollo económico genere sus efectos positivos para que la gente viva mejor. El bienestar social se ha generado ya.
El “cansancio” del presidente de la República, sí que rinde sus frutos. De eso no cabe duda.