Hay quienes sostienen que la consulta fue una derrota para el presidente López Obrador, y para MORENA, porque no lograron obtener una votación de por lo menos 20 millones de votos en favor de que López Obrador continúe en la Presidencia de la República, y más lejos de los 24 millones que obtuvo MORENA en las elecciones de diputados federales del año pasado.
Quienes hacen esa afirmación se niegan a ver que la consulta es de una naturaleza completamente distinta a una elección.
En la consulta no se estaba eligiendo a un candidato, se consultó sobre un asunto nada fácil, que fue decidir si un Presidente de la República debe renunciar o no al cargo para el que fue electo. Es decir, es una decisión de mucho peso, en la que los ciudadanos que votan tienen una opinión relativamente informada de la actuación del funcionario en cuestión.
De manera que quienes acudieron a votar en la consulta del pasado 10 de abril, tienen una opinión formada sobre el desempeño del presidente López Obrador.
La votación que obtuvo el Presidente fue de poco más de 15 millones, mientras que quienes votaron porque renuncie sumaron ligeramente arriba de 1 millón de votos.
A la consulta acudieron a votar un total de 16,502,636 personas, que representó casi un 18 por ciento de participación.
Como hemos señalado la votación en la consulta es altamente significativa dada la complejidad del asunto que se votaba.
Debemos añadir que fue la primera votación para decidir la permanencia o renuncia de un Presidente de la República de que tengamos memoria.
Pocos mexicanos vivos habíamos visto, o participado, en un ejercicio de esa naturaleza.
Es importante tomar en cuenta, sobre todo, que el Presidente de la República era “intocable” y todopoderoso en el sistema político que gobernaba en México.
Hay opositores y criticos del presidente López Obrador que sostienen que la votación en su favor fue resultado del “acarreo” y la presión que se ejerció sobre los beneficiarios de los programas sociales del gobierno de AMLO.
Tales argumentos menosprecian este nuevo ejercicio democrático que fue la consulta y, al mismo tiempo, se niegan que los ciudadanos que votaron lo hicieron, en su mayoría, porque respaldan al presidente López Obrador, y desean que continúe en el cargo.
Esa decisión de 15 millones de mexicanos expresa los cambios políticos y sociales que se están desarrollando en México a partir de las acciones que lleva a cabo su gobierno.
Amplios sectores de la sociedad entienden que el gobierno de AMLO es distinto y que está haciendo las cosas bien, sobre todo, dado que apenas ha transcurrido la mitad de su gobierno.
No entender esos cambios, lleva a muchos observadores y activistas políticos a cometer errores.
El gobierno de López Obrador ha tomado decisiones audaces, y también, algunas polémicas, pero se dan como parte de un cambio profundo en el sistema político iliberal, no democrático que existía en México.
Estamos caminando a un nuevo orden político democrático, a una nueva convivencia social, económica y política, que no está acabada, pero que responde mejor a las demandas de participación de la sociedad y que ataca los lacerantes problemas de pobreza, salud, alimentación y vivienda que vive un amplio número de mexicanos. No es una tarea que quedará acabada en seis años, como todos lo sabemos y comprendemos, pero se están sentando las bases de una importante transformación de nuestro país, en la que, afortunadamente, tenemos un lugar, una voz y un voto.