Suena, al oído del más ingenuo, «raro» por decirlo de algún modo.
Sin entendimiento de la propuesta del presidente y seducidos por los espejitos de los cabilderos de los grandes intereses económicos, la oposición nunca hizo un balance político, lejos de los dogmas propios de su filosofía partidista, sobre el peso que tenía la regulación del mercado eléctrico en la reforma del presidente. Que es importante decirlo, aquí si estaba alejada de esos dogmas y ponderaba la participación privada en un muy, pero muy amplio espacio de más del 40%.
Sin este elemento y también con el ánimo golpeado por la derrota electoral de 2021, la oposición se centró, única y exclusivamente en «ganar» ¿Pero qué? es lo que no terminan de descubrir.
Por el contrario, el haberse alejado de la reflexión e imbuirse en un festejo desenfrenado horas después del rechazo a la iniciativa del presidente, los despertó a una realidad grotesca, una «victoria» que nadie se atreve hoy a presumir en cada uno de sus distritos electorales.
Aunado a esta realidad política de repudio a la traición social al pueblo de México, al día siguiente en la cámara la coalición Juntos Haremos Historia les aprueba por mayoría, la nacionalización del litio, el oro blanco de el presente y futuro del almacenamiento energético en el mundo. Motor de el desarrollo electromotriz que viene.
En ésta segunda iniciativa presidencial vuelve la oposición a mantener una postura mezquina y antagónica al interés nacional.
Dos oportunidades tiradas a la basura que sólo se entiende por el grado de descomposición de la clase política que abriga la oposición.
¿En qué punto están? Es la pregunta que debieron hacerse antes de rechazar la reforma. Hoy siguen en el tobogán de la desesperación y sólo atinan a inventar una campaña de «cese al odio» que, si fueran francos consigo mismos, les daría pena. Han transitado por ella no menos de dos décadas, clasismo, racismo, homofobia, petulancia, desprecio y odio, han sido su característica. Sin abundar en el ejercicio de gobierno, que es ahí donde se reflejó el daño más grande a la nación.
¿Hacia dónde se dirigen cómo oposición? ¿Se lo habrán preguntado? Por qué la respuesta es simple, lo que viene para ellos es en el mismo sentido de lo que han practicado, servirse del poder para intereses muy pero muy particulares.
Desentendiendose del verdadero objetivo del poder que es el servicio a los demás. Frase que ha repetido el presidente de México durante más de 4 décadas de ejercicio político y que no han escuchado ni por error.
Hoy tienen una «victoria» que no se atreven a enarbolar políticamente rumbo a las elecciones de 2022 y salen por la puerta falsa de decirse acosados ante el rechazo social. Bien harían en detenerse a pensar en los 20 millones que presumen les dieron el voto para velar por sus intereses y no en los cabilderos que no representan a nadie más que a sus dueños.
La traición es una deslealtad que tiene consecuencias. Las verán en la próxima contienda, la gente no olvida. Y los que votaron por ustedes, menos.