¿Abrazos, no balazos o balazos, no abrazos?
Por Héctor Apolinar
La frase del presidente López Obrador “Abrazos, no balazos” como síntesis de la política de su gobierno en el combate al narcotráfico y la delincuencia organizada, ha sido malinterpretada y reducida al absurdo.
En múltiples conferencias mañaneras, López Obrador ha dejado muy claro el significado de la frase, esto es, que su gobierno aplica una estrategia que no dé como resultado una alta tasa de mortalidad, o letalidad, en la lucha contra la delincuencia organizada, como sucedió en el gobierno de Felipe Calderón.
En ese periodo fue claro que las órdenes que se le dieron al ejército y la marina fue otra muy distinta, lo que se vio en muy distintos enfrentamientos que fueron ampliamente conocidos por la opinión pública, como el de Arturo Beltrán y el de “Tony Tormenta”.
En buena medida esa estrategia se elaboró en coordinación con agencias norteamericanas, como se ha señalado en numerosas ocasiones, lo que causó malestar en las fuerzas armadas mexicanas.
Además, los resultados no fueron buenos pues fue elevado el número de muertos del ejército y la marina, entre ellos, cuatro destacados generales en retiro, y atentados contra otros más en distintos lugares del país. Mencionaré solo uno, el caso del asesinato del general Tello, en Cancún.
Por eso la estrategia puesta en marcha por el presidente López Obrador dio marcha atrás con la de Calderón.
El entonces presidente Peña Nieto cambió de estrategia en los primeros años de gobierno, lo que se tradujo en una reducción de la violencia, sin embargo, hacia el segundo año de su gobierno se modificó nuevamente. Empero los enfrentamientos entre militares y narcos se redujeron y la letalidad bajó, pero no se eliminó como lo demostraron los casos de Tlataya y Tanhuato, entre otros.
En cambio, la política puesta en marcha por el presidente de la república es amplia y no se reduce a lo policiaco. Comprende, sobre todo, la reconstrucción del maltratado tejido de la sociedad, mediante los conocidos apoyos económicos a más de 10 millones de adultos mayores, becas a estudiantes y a los “Jóvenes construyendo el futuro”, así como a madres solteras y a discapacitados permanentes de bajos recursos económicos.
Al mismo tiempo, impulsa una importante mejora del salario mínimo que pasó de 88 pesos en 2018 a 172 pesos este año, lo que mejora los ingresos de millones de trabajadores y “jala” hacia arriba a los salarios contractuales de más de dos salarios mínimos.
Estas acciones alivian el problema de la pobreza lacerante y de los bajos salarios que privaban desde hace 20 años.
Lo anterior impacta positivamente las vidas de millones de mexicanos que están viendo mejorar sus ingresos y nivel de vida, cuando la realidad que vivieron en los últimos 20 años fue muy distinta.
Es un cambio de la mayor importancia.
Fueron la pobreza y los bajos salarios los que llevaron a miles de mexicanos a engrosar las filas del narcotráfico, por ello, el presidente López Obrador actuó de inmediato para atender el problema.
Abrazos, no balazos
Esos son los “abrazos, no balazos” a los que se refiere el presidente.
Lamentablemente, en el segundo año de iniciados los programas sociales estalló la pandemia de coronavirus lo que le dio un giro insospechado a la situación, pues el gobierno tuvo que volcar todos sus recursos para atacar la pandemia. De no haber sucedido esa tragedia, los programas del gobierno de AMLO, hubieran tenido mayores resultados.
A pesar de la magnitud de la pandemia, los programas no se detuvieron y se ampliaron.
Además, el gobierno de López Obrador, formó la Guardia Nacional con el fin de contar con un cuerpo capaz de atender la seguridad pública en el país, en coordinación con los gobiernos de los estados y municipios. Es un cuerpo que no existía, cuya creación es nueva en la historia de México.
La Guardia Nacional está dando sus primeros pasos en una tarea a todas luces compleja.
Como se ha visto, la guardia no es un cuerpo de agresión y es notable que no ha caído en provocaciones ni en represión violenta. Es cierto que algunos elementos han cometido errores que se están sancionando por las autoridades. Es un cuerpo que va mejorando rápidamente con elementos mayoritariamente del ejército, aunque también civiles.
A los tres pilares de la estrategia del presidente López Obrador que hemos mencionado, debemos añadir el de la elección de gobiernos de la alianza electoral que encabeza Morena.
En junio pasado se eligieron nuevos gobiernos estatales en 16 entidades de la república, que están alejados de los “acuerdos en lo oscurito” con delincuentes comunes y de “cuello blanco”, esto es a todas luces un cambio no visto en México hace muchos años y constituye, en los hechos, una revolución política.
Los factores que hemos mencionado nos hacen ver con optimismo la vida de nuestro país en estos días y en los que siguen, con un trabajo permanente y decidido en el camino trazado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.